Por favor, da de comer a los peces...¡Gracias!
sábado, 26 de noviembre de 2011
Necesito del mar
NECESITO del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
lunes, 20 de junio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
LA NOCHE QUEDÓ ATRÁS
Negra como un abismo entre ambos polos;
Doy gracias a los dioses, cualesquiera que sean,
por mi espiritu indomito.
No importa cuan estrecha sea la puerta
Ni que me halle abrumado de castigos:
Soy capitan triunfante de mi estrella
y el dueño de mi espiritu.
William Ernest Henley.
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